Uno de los indicadores clave para evaluar la calidad de la educación es la proporción de estudiantes por docente. Este indicador permite medir cuánta atención personalizada puede recibir un estudiante en el aula, influye en la carga laboral del profesor y tiene impacto directo en los aprendizajes. ¿Cómo se posiciona Chile frente a este indicador en relación con América Latina y los países de la OCDE?

Según el informe Education at a Glance 2024 de la OCDE, Chile presenta una alta proporción de estudiantes por docente en comparación con el promedio de los países miembros:

Educación primaria: 18 estudiantes por profesor

Educación secundaria: 19 estudiantes por profesor

Estas cifras son superiores al promedio de la OCDE, que se sitúa en 14 estudiantes por docente en primaria y 13 en secundaria.

Además, el tamaño promedio de las clases en Chile también es elevado:

Primaria (1º a 6º básico): 30 estudiantes por sala de clases.

Secundaria (7º básico a 4º medio): 31 estudiantes por sala de clases.

Esto posiciona a Chile como el segundo país con mayor cantidad de estudiantes por sala de clases entre los países evaluados por la OCDE, solo por detrás de China.

En comparación con otros países de América Latina, Chile se encuentra en una situación intermedia:

Si bien algunos países latinoamericanos muestran cifras aún más elevadas, Chile aún está lejos de alcanzar los estándares de los países desarrollados.

Una menor cantidad de estudiantes por profesor permite:

  • Mayor personalización del proceso de enseñanza-aprendizaje.
  • Reducción del estrés y la carga laboral del docente.
  • Mejores oportunidades para el trabajo colaborativo y el seguimiento individual.
  • Ambientes más propicios para el aprendizaje y la contención emocional.

Por lo tanto, mejorar este indicador no solo es una cuestión de números, sino de calidad educativa y bienestar tanto para docentes como para estudiantes.

A pesar de una inversión importante en educación (Chile destina cerca del 5,9% del PIB al sector), la distribución de recursos sigue siendo desigual. Gran parte de la inversión se concentra en la educación superior, mientras que la educación escolar aún enfrenta desafíos en cobertura, infraestructura y equidad.

Reducir la proporción de estudiantes por docente es un desafío clave para mejorar la calidad de la educación en Chile. Aunque nos encontramos por debajo del promedio de América Latina en algunos aspectos, seguimos por encima del promedio de la OCDE. Esta situación requiere repensar las políticas educativas y avanzar hacia una educación más personalizada, justa y eficaz.

Atte. Patricio Figueroa M – Profesor de Matemáticas